Hola a todos, esta semana que es la última del año os voy a hablar de un libro que es el último que escribió un viejo conocido de este blog: Philip Kerr. Os confesaré que esta novela la tenía reservada para que fuera la última reseña del blog, me parecía que era un bonito modo de echar el cierre a Leyendolibros. El primer post medio serio que publiqué a primeros de abril de 2018 se titulaba: Bernie Gunther se queda huérfano y… nosotros también, En él os hablaba del fallecimiento del escritor escocés. Por eso pensé que después de compartir con vosotros cerca de dos centenares de libros había llegado el momento de dedicar parte de mi tiempo a hacer otras cosas, ya vería cuales. Ese era el motivo por el que tenía guardado Metrópolis, pero como no soy un tipo demasiado coherente y disciplinado, con esto de los libros aún menos, he decidido enmendarme a mí mismo y seguir atormentándoos cada semana al menos durante un año más. Bueno que me estoy enrollando de mala manera, así que vamos con Metrópolis de Philip Kerr.
En 1928 el delirante Berlín de República de Weimar ofrece infinidad de posibilidades para un joven policía llamado: Berhard Gunther. El traslado del departamento anti vicio al de homicidios no ahorrará a Gunther trabajo precisamente. En una ciudad en la que la prostitución es un modo de completar el sueldo, alguien ha decidido que alguna de las prostitutas que ejercen en Berlín sobran. Las está asesinando y literalmente arrancando la cabellera. Encontrar a ese monstruo será el primer trabajo de Gunther en su nuevo destino.
En este libro conoceremos a un Bernie Gunther joven que nos desvelará varias facetas que ignorábamos de su carácter, aunque ya está en el personaje la mordacidad, el humor y el cinismo característicos de él. Veremos su lado más oscuro: El del excombatiente de la Gran Guerra que aún se atormenta al recordar los horrores que en ella contempló. Ya no solo es un poli duro en una ciudad que para él es tan insufrible como insustituible, sino que es uno de esos supervivientes que ahoga la “culpa” de seguir con vida en alcohol. Es un tipo que lucha contra su adicción a la bebida en el peor entorno posible: la noche berlinesa plagada de cervecerías, cabarets y antros de todos los colores. Bernie sabe que su salvación está en la resolución del caso, es consciente que si el “poli” fracasa lo hará también el hombre.
Como es habitual en la serie protagonizada por Gunther, Philip Kerry mezcla los personajes de ficción con los reales. Con los segundos hace un autentico catálogo de los berlineses de finales de los años veinte y en especial de los moradores del hampa que van desde el delincuente de cuello blanco al mendigo, del asesino sin escrúpulos a la corista cocainómana y desde el camello ocasional a la furcia a media jornada. En definitiva nos muestra una sociedad desnortada que en pocos años pasará de vivir en una juerga eterna a hacerlo en un frenopático dirigido por Hitler. De los personajes históricos yo destacaría a los jefes de Bernie, por un lado el astuto Bernhard Weiss, un judío que a pesar de intuir lo que viene dirige la policía de la capital alemana con una dedicación digna de mejor causa. El otro policía es Ernst Gennat un investigador inteligente, curtido en mil batallas de esos que aunque no son infalibles lo parecen. El tercer personaje real es Thea von Harbou, guionista y directora de cine que fue la primera esposa de Fritz Lang y a la que creo que no se la saca demasiado partido en la novela.
Desde que falleció Philip Kerr se publicaron varios libros de la serie de Bernie Gunther, no recuerdo cuanto pero dos o tres al menos. No sé si soy un lector mal pensado pero siempre creí que la editorial, los herederos o vaya a saber usted quien se dedicó a buscar en los cajones del autor británico manuscritos inéditos de esta serie. El caso es que Metrópolis, no sé si porque la traducción me ha parecido inferior a las de las otras novelas de la saga, me sobran mucho los follar, puta, etc. no porque me vaya a escandalizar si no porque en alguna de las aventuras de este personaje en ambientes igual o mas sórdidos que en Metrópolis no se usaban este tipo de palabras.
No sé si este libro ha sido terminado por unas manos distintas a las de Kerr, pero el caso es que no me ha parecido ni mucho menos la mejor de esta saga. No es aburrida, pero creo que no ha sido la despedida brillante que un tipo como Gunther merecía, pero claro que tampoco era un final programado. De cualquier modo os confieso que he disfrutado mucho con los libros de este personaje. Muchas gracias Mr. Kerr.
¡¡¡SEÑOR PUTIN, DETENGA ESTA BARBARIE!!!
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