Pulsa «Intro» para saltar al contenido

Biblioteca selectas del… PRYCA.

Hola a todos, esta semana debuto como lector de Sarah Lark que es el seudónimo de una señora alemana que vive en Almería, parece una canción de los 70. Por lo visto es una autora que vende una barbaridad. Así que vamos con El secreto de la casa del río.

Ellinor vive felizmente casada en Viena. Cuando Karla, su prima y confidente enferma gravemente y se plantea la necesidad de recibir un trasplante, su vida cambiará. Ellinor emprenderá un viaje al pasado familiar que la conducirá a la costa dálmata y finalmente junto a su marido a Nueva Zelanda.

Para ser muy claro: la novela no me ha gustado. Me ha parecido repetitiva, previsible y simple. Lo argumentaré. Reiterativa por qué la historia de Frano Zima en Dalmacia y la que protagoniza al llegar a Nueva Zelanda es la misma, no hace falta que nos la cuenten dos veces seguidas, así que podía habernos ahorrado bastantes de las 496 páginas del libro. Previsible, ya que desde que aparece en escena Gernot está más que claro cómo va a acabar ese matrimonio y por si alguien se despista, en cuanto la pareja pone el pie en Nueva Zelanda, se ve aún más claro; una narración de lo más sutil… Simple por cómo trata el caso de Allison y Frank es muy interesante y bastante más comprometedor que el de Patricia, mucho más alineado con la corriente hoy dominante. El epílogo es de una cursilería y una ñoñez que harían palidecer a Corín Tellado, cuidado si sois diabéticos.

La creación de personajes me ha parecido bastante lineal. Son muy tópicos, sin apenas matices., personajes de blanco o de negro. En una novela plena de pasiones devoradoras,  de amores fatales y traiciones esperas encontrarte con protagonistas con más empuje, gente pasional, lamentablemente no son,  con la excepción de Allison, quien lleva su desamor a las últimas consecuencias. Esto hace que contrasten la naturaleza pastueña de la mayoría de los personajes. A Jaro podría haberle sacado más partido, pero su papel es prácticamente nulo, pese a que se vea involucrado, de una manera bastante forzada, en el desenlace de una de las tramas.

Pero como en esta vida hay que ser justo, o al menos intentarlo, destacar lo que sí me ha atraído de El secreto de la casa del río. Lo primero, lo digo totalmente en serio, es que la novela es una gran guía de viaje por Nueva Zelanda. Y es que Christiane Gohl, que es como realmente se llama la autora, durante un tiempo fue guía turística en el país de los maoríes. Esto se nota en el detalle y el cariño  con el que describe sus paisajes y su naturaleza. Francamente interesante. La otra, es todo lo referente al kauri y los Gum digiers. Un tema del  que no tenía ni la más rémora idea y que ha llamado  poderosamente mi atención. No me importaría leer más sobre el tema, seguro que hay bibliografía

Como he comentado al empezar el post, es el primer libro de Sarah Lark que leo y por tanto no diré ni esto ni aquello del conjunto de su obra. Pero la lectura de El secreto de la casa del río, me ha traído recuerdos de mi infancia. Uno, los telefilmes que ponían en la tele los fines de semana después de comer de esos en los que si por cualquier motivo te perdías quince minutos, a los dos de volver ya te habías puesto al corriente. Eso sí, inexplicablemente, me quedaba a verla hasta el final. El otro, aquellos cubos enormes que había en los ya desaparecidos PRYCA, llenos de una enorme cantidad de libros y que generalmente estaba junto a otro similar de pares sueltos de chanclas de piscina. Siempre vi un paralelismo entre ambos, en los dos había algo que te iba a servir, pero era muy difícil de encontrar en esa maraña. Lamentablemente o El secreto de la casa del río, no es de mi número o no he buscado con demasiado interés…

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *