Hola, el otro día hablando con mi madre me recomendó el último libro que escribió Noah Gordon: La bodega. A diferencia de ella, que ha sido una fiel lectora del autor estadounidense, yo nunca leí nada suyo. Así que seguí su recomendación, que una madre es una madre y además la mía es una gran lectora.
Josep Álvarez es un joven nacido a finales del siglo XIX en Santa Eulalia, un pequeño pueblo catalán. Su futuro como hijo segundón de una familia dedicada al cultivo de uvas, no parece muy prometedor. Así que cuando se produce el enésimo levantamiento carlista, se enrolará en sus filas. De la mano de un misterioso hombre, Josep y varios jóvenes del pueblo se verán involucrados en un atentado que le obligará a huir del país. En Francia trabajará con las vides, allí aprenderá los misterios de la elaboración del vino. A su vuelta a casa ese sueño se convertirá en pesadilla que amenaza con volver para atormentarle y arruinar su proyecto de vida.
En La Bodega están muy presentes dos temas: el vino y la historia. Sobre el primero todo lo que sé es: hay unos que me gustan y otros no. Del segundo conozco algo más. Pues bien, toda la peripecia de Josep y sus vecinos de Santa Eulalia me parece bastante irreal y cogida con alfileres. Solo sirve como excusa, bastante forzada diría yo, para introducir la trama dramática. Personalmente pienso que Gordon se mete en un terreno que le es absolutamente ajeno y de una manera innecesaria, es correr mucho riesgo para un autor de su éxito. Podría haber puesto al protagonista en apuros sin meterse en jardines, de un modo menos artificial. Por el contrario todo lo relativo al cultivo de las cepas y la elaboración del vino me ha parecido muy interesante, me ha producido la fascinación que me causa que alguien me enseñe sobre un tema del que ignoro todo.
Aparte del cultivo de la uva y su transformación en vino, el otro personaje central es Josep Álvarez. Un muchacho que al ser el segundo hijo, desde que nace sabe que tendrá que buscarse la vida (las tierras familiares en Cataluña eran heredadas íntegramente por el hijo mayor, el hereu). Por eso se enrolará en una delirante partida, que no milicia, presuntamente Carlista, que trata de transformar a unos muchachos del pueblo en autores de un magnicidio. Ese feo asunto le llevará al Languedoc, donde madurar y forjar su carácter. Josep es un hombre tenaz y trabajador, alguien que tiene muy claro lo que quiere en la vida. De esos que está dispuesto a conseguirlo, pero no a cualquier precio. Josep luchará para dejar de ser un agricultor y convertirse en un bodeguero. Un tipo de fiar y que es a un tiempo hosco y sensible, así lo demuestra su relación con Francesc, el hijo huérfano de su vecina. En definitiva un buen hombre. El resto de los personajes en líneas generales, comparten las mismas virtudes que Josep. Por ejemplo María del Mar, quien podría haber protagonizado La Bodega sin necesidades de hacer grandes cambios. Ella también está marcada por un “error” de juventud, es una trabajadora incansable y con una meta en la vida, una mujer que no quiere favores, ¿almas gemelas? El personaje más complejo es Nivaldo, pero creo que no está bien definido. Es a la vez tendero y sabio; Carlista y ateo; amigo y traidor. Un conspirador de cafetín en un pueblo en el que no lo hay. ¿Un personaje completísimo o sin rematar? Yo me inclino por lo segundo.
La Bodega es un libro ameno, con una trama simple, una novela poblada por gente buena y sana, aunque tengan sus cositas. El ritmo es pausado, tranquilo a veces hasta lento, pero no es una historia que requiera un ritmo frenético. Es un buen compañero de viaje y lo digo en sentido literal. Además, si como es mi caso, creéis que el vino crece ya embotellado, descubriréis las complejas y muy diversas tareas que hay detrás de algo tan cotidiano como descorchar una botella de vino. Lo dicho, una lectura cómoda y agradable que cumple más que dignamente su función: entretener.
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