Para un delantero que hace demasiado que se soltó de la meleé y sobre todo un hombre bueno.Com mi cariño y mi respeto.
Hola a todos, hoy os voy a hablar de un libro que a mi parecer son dos; “El factor humano” de John Carlin Editorial Booket. Siempre he pensado que en esta obra hay dos temáticas diferentes: el nacimiento de la Sudáfrica moderna post apartheid y a su vez el nacimiento de los Spingbok post boicot. Los acontecimientos históricos y los deportivos se entrelazan para alcanzar juntos el clímax el 24 de junio de 1995.
El motivo de escribir este post es muy sencillo: desde hace un mes y pico todo el mundo habla de rugby, cuando antes lo hacíamos “cuatro pirados”. Además muchos de estos nuevos rugbiers de tres al cuarto, en cuanto te descuidas te salen con la milonga de ¿este no es el deporte de los valores?, pues vaya tela lo del otro día con el pollo que le montaron al árbitro del partido con Bélgica…
Pues bien, disculpad por el desahogo de y aprendamos algo del rugby y sus valores.
Como os decía antes de empezar a desbarrar, este es un libro que nos habla de muchas cosas: de política, de deporte, de historia, de odio, de sentimientos, de perdón y sobre todo de personas. Supongo que de ahí su titulo.
Hablemos de los hombres que protagonizan el libro. Uno es, el archiconocido Nelson Mandela y el otro Francois Pienaar. Uno político defensor de la igualdad racial ye el otro un jugador de rugby. Uno blanco afrikáner del Transvaal y el otro un negro de la provincia de El Cabo. Los dos son típicos sudafricanos uno blanco, otro negro uno afrikáner y el otro xhosa y ambos tienen una meta acabar con el apartheid, uno el racial y oreo el deportivo.
John Carlin es un afamado periodista y un finísimo cronista deportivo –que también los hay-. Fue durante años corresponsal en Sudáfrica para medios del Reino Unido y conocedor de primera mano tanto de la situación política como de los personajes que aparecen en el libro. Como supongo que nadie es experto en política Sudafricana, que todos tenemos un interés relativo en ella y que el autor es un autentico experto en la materia, no entraré a comentar estos aspectos salvo alguna excepción. No aparecerán aquí mencionados políticos de una y otra filiación, ni paramilitares, ni asesores.
Solamente y por contextualizar diré que tras 27 años de prisión, Nelson Mandela es elegido presidente de un país que está al borde de la guerra civil con una sociedad desestructurada, o quizá demasiado estructurada, tras años y años de segregación racial, de negación de los Derechos Humanos y abusos. En definitiva una sociedad que pese a que el apartheid se desmanteló ente 1990 y 1994, está más cerca de la novelas de Rudyard Kipling que del SXXI. Si la Sudáfrica racial estaba segregada la, deportiva estaba estabulada. Así los “Ingleses” jugaban al criquet “holandeses” al rugby y los “kaffir” jugaban al futbol –dicho todo con el mayor de los desprecios- . Vamos un planazo para enseñar al mundo la nueva Sudáfrica.
El autor nos muestra momentos de alta y política, dramas familiares y nacionales, ganas de perdonar y de ser perdonado, esperanza para mirar adelante y añoranza que solo sabe mirar hacia atrás. Pero sobre todo nos muestra un líder. Un hombre con una idea pero sin un medio para llevarla a cabo o quizá sí, solo que ese medio le da mucho miedo y también, por qué no algo de aprensión.
Que el deporte como mayor espectáculo de masas puede ser puesto al servicio del poder para manipular al un pueblo está clarísimo desde que Leni Riefentahl filmase los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 en su monumental Olympia o la utilización de la selección de hockey sobre hielo por el régimen soviético durante la guerra fría –muy interesante es documental Red Army-. Hay muchos más ejemplos de esta utilización a lo largo de la historia. Mandela también se sube a este carro pero con una peculiaridad: en lugar de usar el deporte para su propio beneficio lo usará para vertebrar el “nuevo país”. Esta tarea no tiene nada de meritorio salvo por una pequeña dificultad: la inmensa mayoría de la población negra no solamente rechaza el rugby si no que identifica la camiseta verde de los springboks como la bandera del enemigo que le ha oprimido desde hace siglos.
En el factor humano, nos muestra la labor de Mandela para conseguir que la nación se aglutine en torno a 25 blancos, en su mayoría Boers y un “no blanco”, según los cánones raciales del apartheid, negro para el resto de los mortales – Chester Williams-. Si el presidente es el líder de la nación el de un equipo de rugby es el capitán. Suele ser un tipo carismático, respetado y tal vez algo temido por sus propios compañeros. Así que ahí es donde empieza la tarea de Mandela, debe ganarse a Pienaar para ganarse a los “boks”, el viejo boxeador aficionado conquista al duro delantero invitándole a un café en sus oficinas, en una emotiva escena narrada por Carlin sin demasiado sentimentalismo. Efectismo que en mi opinión en el que si incurre el autor en no pocos pasajes (la clase de xhosa para aprender el nuevo himno o la visita a la prisión de Robben Island). Una vez convencido el capitán queda terminar de convencer al resto del quipo y eso lo logrará Mandela en una visita a la concentración en la que se meterá en el bolsillo a los demás. Esto lo consigue con la ayuda inesperada de Hendrik “Hennie” Le Roux, uno de los jugadores mas pequeños del plantel, un tipo curiosamente más bajo y liviano que el propio Mandela.
Convencidos los chicos como ya la llama, al presidente solo le queda una tarea ¡convencer al país! En el libro vemos como la población negra pasa del absoluto rechazo a la indiferencia y de ahí a la aceptación y luego a la identificación por parte de la Sudáfrica negra. Por otra parte también los afrikáners hacen su trabajo dejando de patrimonial izar el XV de la camiseta verde.
El libro como la historia tiene final feliz con la victoria de Sudáfrica por 15 a 12 contra probablemente los mejores All blacks de Nueva Zelanda de la historia si no el mejor equipo de rugby de todos los tiempos. Pasará a la inmoralidad ese momento en el que los “boks” rezan juntos al acabar el partido, que es una suerte de acto de contrición nacional en el que el perdón redime a una sociedad. Todo eso y mucho mas no enseña “El factor humano”. Si eso no son valores…
Para acabar un pequeño juego os dejo dos citas sobre rugby una de un intelectual y otra de un jugador. Podéis apostaros una cerveza Castle, que para eso es sudafricana para atribuirlas a su autor, san google os iluminará.
“El mejor placaje en la vida es hacer lo que la gente te dice que no puedes hacer”
“La historia la escribimos nosotros. Este momento no se muere nunca”
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