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Del desarraigo y mucho más.

Hola, ya estoy de vuelta y es que como diría el otro: «no me da la vida». Entre cortinas, lámparas, constipado y el Mundial de Rugby, estoy disperso, más de lo normal, o sea: muchísimo. Así que el libro de esta semana es como el soneto de aquella distinguida petarda: «cortito». Se trata de: Ayer de Agota Kristof tiene 109 páginas. ¿Son pocas? ¿Son muchas? Veamos…

Sandor Lester es uno de tantos exiliados que producen las guerras y también lo que no son las guerras. Sandor lleva una vida gris,  con un anodino trabajo en una fábrica de relojes y en una ciudad en la que casi siempre hace mal tiempo y que parece instalada en un eterno mes de noviembre. Pese a todo añora un amor de infancia que no pudo ser y una niñez preñada de privaciones y desgracias. Un día ve a Line, aquella niña que dejó de ver hace quince años y con la que nunca ha dejado de soñar.

A aquellos que seáis lectores habituales os sonarán los nombres de Claus y Lucas, pues Agota Kristof es su «madre». Ayer guarda ciertos paralelismos con la «trilogía» protagonizada por los dos hermanos. Una infancia arrasada, el desamparo, la huida, la capacidad de supervivencia….Por lo que he podido informarme, no solo hay rasgos comunes de Claus y Lucas con Tobías (verdadero nombre de Sandor), si no que parece claro que el protagonista habla, no pocas veces por la autora. Ambos estuvieron exiliados, los dos trabajaron en una fábrica, además, creadora y creación, escriben en una lengua que no es la suya. Tengo dos cosas muy claras. La primera es que la vida de Agota Kristof fue de todo menos fácil. La otra es, que los sentimientos de Sandor Lester no nacieron de la imaginación de la escritora húngara.

En estas algo más de cien páginas Agota Kristof con un leguaje limpio, sencillo casi lacónico, la autora va desentrañando los misterios del alma humana. Con unos personajes que son a un tiempo simples y complejos. Kristof  poco a poco, sin grandes aspavientos consigue que el lector se enfrente a todas las contradicciones que tiene la condición humana. Ese ser capaz de albergar amor y odio, que es a un tiempo generoso y envidioso. Leyendo Ayer seremos consientes de nuestras carencias, nos reconoceremos ruines y generosos, hastiados y soñadores, racionales e irracionales. En definitiva: HUMANOS.

Como veis un post corto para un libro cortó. Está claro que me podía haber enrollado más, pero y sin ánimo de comparar,  si Ayer es una Obra Maestra de cien páginas ¿qué necesidad tenéis de embaularos una reseñe de mil y pico palabras escritas por un mindundi? La respuesta es obvia: ninguna. Así que leed este libro tan sencillo y que explica cosas tan complicadas. Además tardaréis menos que lo que dura una peli de súper héroes o un partido de empate a cero. En serio, es una joya, nada de una joyita, si acaso un tesoro.

La canción que me ha venido a la cabeza al leer Ayer ha sido una de un grupo que no me atrae especialmente: Guns N’ Roses. Pero que acudía una y otra vez a mis oídos cuando imaginaba la ciudad en la que vive Sandor / Tobías en la que siempre parece ser noviembre. Por supuesto os hablo de: November Rain.

P.S. Esta semana tampoco me voy a dirigir a Putin o a gentes de su misma catadura, si no a mis semejantes y os pido algo muy sencillo: NO BUSQUEMOS JUSTIFICACION PARA LO QUE NO LA TIENE.

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