Hola a todos, parece que como meteorólogo, mi futuro es bastante descriptible. Y se ha inaugurado la Feria del libro, ha terminado la de San Isidro y ni una mala tormenta que echarnos a la cara. Así que como dice el refrán: zapatero a tus zapatos. No es que esto de las reseñas sean “mis Zapatos”, pero ha empezado a convertirse en algo habitual y entretenido, espero que no solo para mí. Así que sin más divagaciones vamos la faena con el último libro publicado, hace algo más dos meses, por Santiago Posteguillo: Roma soy yo.
Roma año 77 a.C. En la Basílica Sempronia un joven de 23 años se dirige a un tribunal compuesto por 52 senadores para solicitarles que se le nombre acusador en el juicio contra el también senador Publio Cornelio Dolabela, mano derecha del ya fallecido Dictador de Roma: Lucio Cornelio Sila. Este inexperto abogado pese a no contar con muy pocos méritos es conocido por toda Roma. Su tío fue el más encarnizado rival de Sila: Cayo Mario. El litigante atiendo por el nombre de: Cayo Julio César.
Como se dice en los juicios, con carácter previo responderemos a las «generales de la ley». Sí, la novela es de romanos. Si el libro es gordo, por ser preciso 752 páginas. Sí, forma parte de una serie, es la primera de un ambicioso proyecto que puede alcanzar ocho o diez entregas. Sí, está escrita en el más puro estilo de Santiago Posteguillo. Por tanto quien no esté interesado en novela histórica, en libros de buen tamaño y muy documentados, hará muy bien en no leerla. A los que estos síes no les supongan ningún problema, creo que seguro les entretendrá.
Quien más y quien menos conoce la figura de Julio César, ya sea por las “pelis” de romanos o por haber tenido que traducir alguna página de Los Comentarios sobre la guerra de las Galias en el colegio. No creo que me equivoque si afirmo que la mayoría de los lectores desconocemos todo sobre sus primeros años, este vacío lo trata de paliar: Roma soy yo. En la que Santiago Posteguillo de un modo tan accesible como minucioso, nos acerca a los años más desconocidos de unos de las personas que transformaron su mundo o por mejor decir la Historia.
Posiblemente lo que más pueda sorprendernos es la infinita violencia que caracteriza a la vida política en l República Romana que con el paso de relativamente pocos años se convertiría la misma en el Imperio. Y es que lo de al amigo palo al enemigo hierro y al tibio plomo, está muy presente en la novela, eso ni lo han inventado con Netflix, ni tampoco los romanos… En el libro vamos viendo como se forja un líder desde prácticamente su nacimiento. El joven Cayo se ve avocado a no defraudar a su familia, a su estirpe. Se le educa para en el rencor en la ambición por el poder, aunque pueda perder la vida.
El autor, como de costumbre consigue combinar a la perfección el rigor histórico con el entretenimiento. Obviamente no hay grandes sorpresas en la trama porque es historia, pero tampoco es un libro de texto. Posteguillo consigue entretenernos y a la vez enseñarnos. Sin ir más lejos sabremos el origen de una de las palabras que más escuchamos últimamente: fascista y no, no tiene nada que ver con levantar el brazo.
La nove se desarrolla en dos escenarios, por un lado el juicio dl senador Dolabela, por otro la lucha por el poder entre los optimates y los populares, una batalla que se libra en las calles, en el Senado, en los dominios romanos y en las propias familias – César pleitea contra su propio tío materno que es el defensor de uno de los principales aliados de Sila, enemigo jurado de Mario, su tío paterno.
Me gustaría destacar dos personajes: Coronelía y Tito Labieno. Ella es el primer amor de César, a pesar de que su matrimonio es convertido por las familias. Una bonita relación entre dos adolescentes que van descubriendo la vida y el amor. Coronelía detrás de su máscara de candidez esconde a una mujer fuerte e inteligente que no se resigna a representar el papel de una joven matrona romana, es mucho más. La relación de Labieno y César es algo que va mas allá de la amistad, va mas allá de sufrir el uno la misma suerte que el otro, ya sea en combate o en las calles de Roma. Dos personajes que en los primeros años de vida de Julio César. Dos personas que “de momento” representan la decencia y la integridad en una sociedad y una época tan complicadas como en las que trascurre la narración.
Roma soy yo, en mi modesta opinión es un libro entretenido, al que por ponerle algún pero, yo creo que los dos segmentos del juicio, pese a estar muy gráficamente narrados quizá queden un tanto largos. Por otra parte yo diría que hay demasiado flashbacks, el libro abarca algo más de una década y con tanto ir hacia atrás y hacia adelante en el tiempo puede resultar un tanto engorroso. Por lo demás me parece una obra de muy buena factura, muy bien escrita y mejor documentada que no solo gustará a los aficionados a la novela histórica. Un “tocho” que cuando te pones con él no lo es. Se pueden escribir best sellers de calidad, esta es una prueba evidente.
¡¡¡SEÑOR PUTIN, RETIRE LAS TROPAS YA!!! ¡¡¡MÁS DE CIEN DIAS DE MATANZA DEBERÍAN PARECERLE SUFICIENTES INCLUSO PARA USTED!!!
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