El libro de este post podría resumirse en palabras de mi amigo Ángel: “Treinta años de grandes putadas”. Y cuando hablamos de grandes, queremos decir GRANDÍSIMAS. Una lectura que hará que el demencial Alex, descrito genialmente por Anthony Burgess en “La naranja mecánica”, o las brutales reacciones de los personajes de las películas de Sam Peckinpah, nos parezca simplemente irritables. Hoy os hablo de “El poder del perro” de Don Winslow.
Esta novela se publicó en 2005, y es un libro a caballo entre la ficción y la realidad. El autor consigue armar un thriller, un reportaje periodístico y un “quien es quien” de tres décadas de narcotráfico en Latinoamérica y lo mismo hace con los desmanes de las sucesivas administraciones estadounidenses. Pero también nos cuenta la vida de un buen “soldado”: Arthur “Art” Keller, –Arturo para sus medio compatriotas del otro lado del Río Grande-. Este agente de la DEA es un hombre integro, duro, inteligente y ante todo tenaz. Art dedicará casi treinta años a perseguir al clan Barrera, una especie de corporación dedicada a inundar los Estados Unidos de drogas. Su ruta comercial es: Colombia, Honduras, México, USA.
“El poder del perro” no solo es una historia sobre el tráfico de drogas, si no que es la Historia, así con H mayúscula, de centro y sur América en las tres últimas décadas del siglo XX. La obsesión de todos los Presidentes norteamericanos de que no surgiera una nieva Cuba en su patio trasero. Este objetivo hizo que los Estados Unidos se asociaran con lo peor del continente. Se combatió el fuego con el fuego y mientras algunas agencias gubernamentales como la DEA libraban una autentica guerra contra las drogas en Colombia o México, otras como la CIA equipaban a sus aliados con armas pagadas con drogas. Dólares por cocaína, cocaína por armas, armas por dólares y vuelta a empezar, tan demencial como cierto.
El libro, como no podría ser de otro modo está plagado de violencia, pero una violencia extrema. El catálogo que nos muestra Winslow va desde matanzas de familias completas a torturas que harían palidecer al mismo Vlad Tepes Toda suerte de ejecuciones que van del clásico balazo hasta las decapitaciones, pasando por arrojar al vacío desde un puente a una joven madre con sus hijos. ¿Es necesaria este alarde de brutalidad?, en mi opinión sí, eso y no otra cosa es el auténtico “Poder del perro”, una novela tan dura en la temática como en su lenguaje.
La novela pivota sobre varias parejas, por llamarlas de alguna manera. La justicia y la venganza. El amor y el sexo. La codicia y la honradez. Y, ante todo, la moralidad frente a la inmoralidad. Pero pese a ello no penséis que es un libro de blanco y negro o de buenos y malos, es un libro con muchos matices, que el autor nos muestra magistralmente a través de sus personajes.
En esta obra hay cuatro tipos de personajes. Personajes reales -personas que han existido y que aparecen en el libro con sus nombres y apellidos -generalmente son políticos-. Personajes de ficción como Art Keller, Nora Hayden o Sean Callan. Personajes que son intencionadamente mal disfrazados por el autor pero perfectamente identificables con personajes reales, así Ernie Hidalgo es el “alter ego” del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena y el Cardenal Juan Parada no es otro que el Cardenal Jesús Posadas Ocampo. La última categoría la forman aquellos que están inspirados en personajes reales y que está compuesta por la mayoría de los narcos del libro. ¿Quién será Oliver North?.
Don Winslow dirige una coral cuya voz solista es Art Keller. En este coro hay sopranos, contraltos, barítonos, y bajos. Que traducido al mundillo del narcotráfico serían agentes de la ley, políticos y funcionarios corruptos, eclesiásticos a punto de perder la Fe, asesinos a sueldo, prostitutas de lujo, mafiosos italianos, matones irlandeses, psicópatas sin escrúpulos, mujeres maternales y devotas, traficantes aquejados de la soberbia que da el dinero fácil, sicarios de obediencia perruna… Vaya colección, ¿no?
De todos ellos los que más me han llamado la atención son tres. El agente Keller, el asesino a sueldo Sean Callan y Nora Hayden la prostituta de lujo. Pese a que en principio no parecen tener nada en común, sí que lo tienen: ADÁN BARRERA. Los tres quieren venganza. Cada uno tiene una motivación para ella y la llevará a cabo por un camino diferente al que tomen los otros.
Arthur quiere vengarse por el brutal modo en que los Barrera ejecutaron a su amigo Ernie Hidalgo, siempre dentro de la ley. Pero muy cerca de la frontera –una palabra presente durante todo el libro- Art solo tiene dos limites: la legalidad y sus convicciones religiosas, aunque la una y las otras se difuminan en algunos momentos.
Los motivos de Callan son igualmente sencillos, Adán es amante de Nora un mujer de la que el irlandés ha estado enamorado siempre. En su fuero interno cree que con ella puede alcanzar una paz interior que consigue efímeramente cuando huye con ella. No quiere matar a Barrera por que se acueste con ella, si no por qué le ha robado el único camino que cree que le puede llevar a la “redención”.
Por último Nora, su motivo para la venganza no es otro que el amor. Él le arrebató al único hombre que no la ha tratado como un objeto sexual: el padre Juan Parada. No busquéis cosa escabrosa en este tema, por qué quizá esta relación de amistad sincera es de lo poco decente que aparece en el libro.
Así que esto es el “Poder del perro” una novela narco – mex a la altura de “La reina del Sur” de Pérez Reverte, una página de sucesos en el periódico, una noticia en cualquier informativo, la primera temporada de “Narco”. O sea este perro mundo.
Como canta Barricada:
“Ten cuidado con el perro.
Está a punto de saltar a morder.”
Fenomenal la reseña. Mi buen amigo Pedroya me había hablado de este libro y tu reseña me obliga a leerlo pero….. Ya!!! ?????A veces, casi siempre, la realidad supera a la ficción…..
Me gusta que te guste y que leas el blog, pero sobre todo que te guste leer.
Los futboleros hacemos más cosas que ver partido.
Gracias.