Hola a todos, pues parece que los refranes tiene su aquel y es que:” Cuando marzo mayea, mayo marcea” o como aquí se habla de libros citemos al príncipe Salina en El Gatopardo: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”, por cierto a mí me gusta más la película que el libro. Esto viene a cuento porque cuando empiezo a escribir este post, está cayendo una tormenta de cuidado. Pero como, en teoría, este blog no va ni de cine, ni de refranes ni de citas vayamos a lo nuestro. Esta semana os traigo un libro de Joseph Conrad, un Maestro de los de verdad. Se trata de: El agente secreto.
Estamos en el durísimo Londres de finales del SXIX y en uno de sus barrios no demasiado limpios ni luminoso viven los Verloc. Una pareja que regente una extraña tienda de cachivaches, que tiene más actividad por las noches que en las horas comerciales. Junto al matrimonio viven la madre y el hermano de Winnie: Stevie. Como en todas las tiendas, en la de los Verloc hay una trastienda, pero en esta no solo se toma el té, sino que se planean atentados terroristas y se reúnen anarquistas del más variado pelaje.
Antes de meternos en harina me parece necesario aclarar que este libro se publicó en 1907. Así que debemos tener en cuenta que una obra con la «edad» de El agente secreto contiene expresiones que hoy no nos parecen aceptables, en especial algunas alusiones a la condición femenina y a las personas con discapacidad. Pero como digo siempre en estos casos hay que juzgar al autor con los valores del primer cuarto del Siglo XXI, Joseph Conrad nació en 1857 y desde ese tiempo la vida, el mundo y las personas, afortunadamente han cambiado. Otra cosa que a alguien le puede sorprender del libro es el ritmo narrativo. El título deja pocas dudas y obviamente hay una trama de espionaje de manual en la que no faltan conspiraciones, policías, políticos… el autor se muestra como lo que es; un señor del Siglo XIX y como tal escribe con pausa y minuciosidad. Así que si buscáis un libro con persecuciones frenéticas, tiroteos y acorde a los estándares de corrección política actuales, El agente secreto quizá no sea la mejor opción. Dicho esto vamos al tema.
El agente secreto es un libro particular por varias cosas. Para empezar creo que la mayoría de los lectores asociamos a Conrad con espacios abiertos, enormes ríos, selvas impenetrables, viajes… y por supuesto el mar; pues bien, esta es una novela de interior si me apuráis de interior noche, como pone en los guiones. Otra peculiaridad es que es una novela en la que no hay ambientación, el motivo es sencillo: el autor no retrata una época. Se limita a describir magistralmente la suya y el Londres en el que vivió. Otras dos particularidades más del autor que de este libro. Por un lado Conrad no es un escritor que juega con los lectores, desde el principio nos muestra todas las cartas en la trama de espionaje, nuestro “trabajo” no es ser Pulgarcito y seguir las postas hasta llegar a la resolución del enigma, si no colocar cronológicamente cada momento de la narración y es que en esta novela el tiempo es muy importante, a veces parece detenerse y otras avanzar frenéticamente. También el autor es fiel a sí mismo a la hora de mostrarnos a la protagonista principal de El agente secreto, por supuesto es Winnie la que se va adueñando del libro que desde un segundo plano va tomando el control hasta marcar el tremendo desenlace.
Ya que os he hablado de Winnie, una secundaria que resulta ser el personaje principal. Hablemos de los que la acompañan en esta obra basada en un suceso real, en el que un anarquista murió al intentar poner una bomba en el Observatorio de Greenwich Curiosamente todos con la excepción de Stevie son impostores tipos que parecen ser una cosa y luego son otra. Conrad no deja títere con cabeza ya que si los presuntos criminales son personajes de lo más abyecto, los que supuestamente se sitúan del lado de la ley no les andan a la zaga. Todos dicen estar al servicio de una noble causa: la revolución, la patria o el orden establecido, pero realmente son egoístas o vagos o impostores trepas y en algunos casos todas estas “virtudes” y alguna más del mismo orden adornan a más de uno. Da lo mismo el Señor Verloc, que el inspector Heat, el Camarada Ossipon que el señor Vladimir, todos falsarios e indignos. Tanto que la única forma que Cornead encuentra para narrarnos la historia de esta chusma es la ironía; unas veces de un modo contenido y otras más brutal, casi satírica. Todo ello lo vamos apreciando en detalles nimios como la ropa que visten o en grandes y pomposas parrafadas sobre como a los personajes, que no el autor conciben la vida y el mundo. Para el final dejo a Stevie el único personaje que alberga buenos sentimientos que es capaz de sufrir por el prójimo, un personaje casi de Dickens, pero que Conrad trata de un modo honesto, no busca el recurso lacrimógeno de que por su discapacidad suframos, si no que es Stevie quien sufre por la incapacidad para sentir de los demás, sean los personajes o… los lectores.
Por terminar deciros que este no es un libro sobre terroristas o anarquista si no que en él hay terroristas y anarquistas. Personalmente creo que El agente secreto nos habla del alma humana del egoísmo y de la mentira. En mi opinión esos son temas muy profundos y que merecen que hagamos el esfuerzo de leer un libro que nos puede parecer un poco apolillado en las formas, pero que nos habla de cosas que vemos casi a diario y escrita por un Maestro, no por un cualquiera. Por muchos años que hayan pasado desde que se publicó la condición humana ha cambiado mucho menos que el modo de describirla. Si hay que hacer un esfuerzo para leerlo, en mi opinión lo merece.
¿Si en un libro salen anarquistas en Londres, que canción le va como anillo al dedo? Correcto: Anarchy in the UK de Sex Pistols.
SEÑOR PUTIN, COMO YA NO SE QUE DECIRLE ESTA SEMANA CITARE A UNOS EMINENTES FILOSOFOS: LOS NIKIS.
“TE HAS METIDO EN UN BUEN LIO DEL QUE NO PODRAS SALIR
QUE LA SUERTE TE ACOMPAÑE CAMARADA VLADIMIR”
*Joseph Conrad del Prefacio a la edición de 1920 de El Agente Secreto.
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