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La historia de una obsesión.

Esta semana os voy a dar mi opinión sobre Yo, Julia de Santiago Posteguillo. Esta obra, como todos sabemos, ha ganado el Premio Planeta de 2018o. Y  como es casi “obligatorio”, por ser un tema que ha tratado profusa y magistralmente el autor castellonense, se trata de…  “una de romanos”, bueno para ser más exacto una de romana. Julia Domna es la que hace marca el paso a las legiones, al Senado y en definitiva de todas las historias que leemos en el libro.

 

La novela nos narra el ascenso al poder Imperial de la pareja formada por Septimio Severo y Julia Domn.  Una carrera que s inicia con el asesinato de Cómodo, año 192, un emperador tan psicópata como Calígula o Nerón, y que finaliza con el establecimiento de la Dinastía Severa. Para ello el matrimonio formado por Julia y Severo no dudará en levantar legiones, declarar guerras civiles, asesinar o conspirar. Todo lo cual harán también sus rivales.

 

Posteguillo como en todas sus novelas sobre la Roma antigua se documenta de un modo exhaustivo, eso hace que conozcamos costumbres domésticas, políticas o militares de la época. En mi opinión estos detalles hacen que comprendamos mejor la Historia y las historias que se nos narran, el autor lo hace de un modo ameno y didáctico, no en vano Santiago es profesor. Consigue que el lector no pierda interés en la trama, si no todo lo contrario.

 

La novela al igual que en la trilogía de Escipión –que es la que yo he leído-, supongo que ocurrirá lo mismo en la de Trajano, mezcla personajes reales con otros creados por el escritor. Además aparecen figuras de gran relevancia histórica que  utiliza como testigos presenciales. En este caso es el médico Galeno, en la seruie sobre los “Escipiones” será el dramaturgo Plauto; estos personajes permiten al autor introducir aspectos de la vida en Roma y que a los lectores medios nos muestra temas poco conocidos. En Yo, Julia se retratan bastantes batallas, pero de un modo más contenido, por decirlo de algún modo, que en otras novelas de Posteguillo. En mi opinión esto da más ritmo a la narración y nos ahorra algunos detalles truculentos.

 

El mismo título del libro nos indica quien es el personaje principal: Julia, más delante volveré sobre ella. Junto a la futura emperatriz desfilarán por las 700 páginas toda clase de personajes unos amigos y otros enemigos. Pasarán prácticamente todas la clases sociales del Alto Imperio Romano. Desde las más elevadas Emperadores, Senadores o Generales hasta las más bajas y como no, los esclavos, a mi en particular me gusta la figura del atriense Calidio.

 

Pero vayamos con Julia. Mi “relación” con la protagonista ha ido cambiando según avanzaba en la lectura. Al principio me identificaba plenamente con ella, una mujer extranjera –es nacida en Siria-, madre joven que es rehén de un Emperador demente y que planta cara a unas situaciones muy complejas llegando a asumir de modo heroico riesgos personales y familiares sin doblegarse. Es una mujer dura, alejada del estereotipo de la clásica matrona romana o de las damas patricias frívolas. Esa Julia si me gusta, mi pide perdón por nada ni mucho perdón, simplemente actua en defensa suya y de su familia. Según can pasando capítulos esta mujer va evolucionando y empieza a obsesionarse por la meta que quiere llegar a alcanzar, no gobernar un Imperio, si no establecer una dinastía imperial. Eso la convertirá en alguien frio calculador con muy poca capacidad para empatizar con los que la rodean –para mí la escena de la aclamación de su hijo mayor Basiano como Cesar y como conforta a su otro hijo, el pequeño Geta, define de un modo terrible a esta “segunda” Julia. Este personaje ya no me gusta y si el libro fuese un poco más largo para mí sería alguien aborrecible, no por lo que hace, que no es mejor ni peor que lo que hacen los otros personajes si no por su empobrecimiento como ser humano.

 

Posteguillo no defrauda, es un valor seguro. Esta es una muy buena novela, en mi opinión no es ni mejor mi peor que otras suyas sobre la antigua Roma, quizá la nota histórica al final del libro haya contribuido de un modo crucial para la concesión del Planeta, o tal vez no. Está bien documentada y mejor escrita además nos mantiene siempre en tensión Desde el mismo título es una especie de tributo al maestro Robert Graves al que no pocos nos acercamos gracias a la ya clásica serie de la BBC “Yo, Claudio”. Muy recomendable para amantes de la novela histórica e imprescindible para los que nos gustan “las de romanos”.

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