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La promesa de Sarah.

¡Feliz día de la Hispanidad a todos y en especial a las  que os llamáis Pilar! A los que hacéis puente ¡no! Y es que la envidia es muy mala, para los católicos un pecado capital. Pues bien en el libro que vamos a compartir entre otras cosas se habla de católicos y algún que otro pecado capital se comete. Se trata de El final del affaire de Graham Greene, que después de más de medio siglo de ver la luz ha sido reeditado por La esfera de los libros. Esta edición tiene un bonus track: el Epílogo que firma Mario Vargas Llosa.

En el Londres asolado por los bombardeos alemanes Sarah Miles y  Maurice Bendrix viven una apasionada y furtiva historia de amor. Él es un escritor de medio pelo y ella la esposa de un burócrata de cierto nivel. Su aventura se verá truncada,  como otras muchas cosas, por uno de los  ataque de los famosos cohetes V lanzados por Hitler. En 1946, tras un encuentro casual, Maurice, a través de un detective privado, intentará, averiguar quién es el que le sustituyó en el amor de Sarah ¿Logrará Bendrix averiguar quién «El tercer hombre”?

Antes de empezar una advertencia: si vais a leer el libro en la edición de Libraos del Asteroide dejad de leer este post. ¿El motivo? El epilogo no es otra cosa que la reseña del más importante escritor vivo en español, por no decir en cualquier idioma: Mario Vargas Llosa. Pero como decía un profesor mío de lengua española: “la ignorancia es muy osada “Así que haré honor a mi viejo maestro y sentaré –otra vez más- plaza de ignorante. Discrepo totalmente con el grandísimo “escribidor”, porque en mi humildísima opinión, esta no es la vez que Greene está más cerca de escribir una obra maestra, si no que lo consigue. Pero un Nobel es un Nobel, sobre todo si no es de los premiados últimamente, que…

La novela, es muy fácil de leer, porque Greene no utiliza ni un lenguaje rebuscado, ni una estructura compleja. Tiene dos partes, a mí entender muy diferenciadas: el affaire y el reencuentro, la guerra y la posguerra, lo que siente ella y lo que siente él. Para ello el autor, además del transcurso del tiempo, cuenta con una herramienta literaria para que sepamos lo que sienten los personajes. Por un lado “escuchamos” a Bendrix como narrador de la historia y por otro “leemos” a Sarah como autora de un diario, obviamente escrito en primera persona, al igual que su antiguo amante nos muestra sus pensamientos. Para el lector es muy sencillo hacerse una idea de lo que para ambos fue, será o podrá ser su relación.

En El final del affaire lo complicado no es como se nos cuentan las cosas, si no lo complicadas que son las cosas que se nos cuentan. Tampoco es un libro de un autor católico que trata de catequizar a sus lectores – Greene siempre aborreció esa etiqueta que se le colgó. Esta es la reflexión de un católico atormentado, si queremos de un pecador en constante lucha con una fe a la que se convirtió con veintidós años. Una época en la que el amor físico suele ser más importante que el espiritual, en la que no se tiene clara cuál es la frontera entre la pasión  y el amor, y en el que la a frustración se llama odio, entre el desprecio y el aprecio o entre creer y desear.

Creo que estoy a dos párrafos de empezar a desbarrar y a que mis amigos se empiecen a preocupar seriamente por mi salud. Así que antes de que salten las alarmaras me gustaría deciros que según he leído esta es la obra más autobiográfica de Graham Greene y yo me pregunto: ¿por qué Bendrix es escritor, vividor y mujeriego i por la peculiar y compleja religiosidad de Sarah?

Para los que ya tengáis unos años esta historia tiene un poco de la película Los jueves, milagro  de Luis García Berlanga – aquí hay tres- y la novela- lectura obligada en literatura-  de Miguel de Unamuno San Manuel Bueno, mártir. Que como el final del affaire requieren un tiempo para apreciar que nos ha quedado de todo lo que nos ha contado… Tal vez no sea un libro para leer en cualquier momento, peo si uno de los que hay un momento para leer.

Hoy no dejo sitio para una canción, ni tan siquiera para denostar a Putin. Sólo quiero proclamar mi condición de persona que se cree merecedora de tal nombre y ofrecer mi cariño al pueblo de Israel y mis oraciones por las vidas salvajemente arrebatadas por los terroristas.

SHALOM ISRAEL

שָׁלוֹם

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