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La sociedad es la culpable… ¿o yo?

Un profesor de instituto, se ve involucrado en el asesinato de uno de sus alumnos en un campamento de verano. Dicho así, parece que nos encontramos ante un libro de “Los Cinco” o en el mejor de los casos de Agatha Christie. Pero si concretamos un poco más y decimos que la historia se desarrolla en la Alemania de 1937 y que el campamento es de instrucción militar para chicos de catorce años, la cosa cambias. Pues bien, este es el mundo que nos muestra Juventud sin Dios de Ödön von Horváth.

“Juventud sin Dios” es una obra militante y eso no hace que deje de ser una joya. Un libro de esos que nos hace pensar, de los que de cuando en cuando tengamos la necesidad de cerrar para respirar hondo y reflexionar sobre lo que el autor nos está contando. Horváth sabe de lo que se habla que no es otra cosa que lo que ha vivido. La prohibición de sus obras, el boicot y finalmente el exilio. No dogmatiza ni cuenta batallitas que alguien le contó o que leyó en no sé qué publicación. Cuenta su verdad. Lo que es, no lo que dirán que fue. La novela es de 1937 en pleno desafuero del totalitarismo, cuando la gente se jugaba la vida y no de 2017 cuando la gente creé que se la está jugando o lo que es peor: se la juega retroactivamente. Eso sí, desde su sofá y viendo Netflix.

La novela es una narración en primera persona de un joven profesor de Geografía, en la que se mezclan sus reflexiones con diálogos con otros personajes. El vehículo que utiliza Horváth, es el asesinato de uno de los alumnos de su clase por otro durante una especie de maniobras militares para adolescentes. El detonante es la violación de la intimidad al violentar  la caja en la que la victima guarda su diario. Este crimen dará lugar a un juicio en el que veremos las contradicciones del profesor, su lucha interior y de una sociedad que ya está corrompida por el odio.

Muchas personas más preparadas que yo han interpretado este libro como la contradicción que existe entre educar para la sabiduría y educar para la guerra. Seguramente estén en lo cierto. Pero a mí esta novela me parece que es una reflexión sobre la culpa. La de una sociedad en la que el mal ya ha anidado De cada uno hyte de sy  la responsabilidad, de las personas que la conforman. Nos deja el sabor amargo de aquellos que tratan de  plantar batalla y a la hora de la verdad huye, casi seguro que con razón. Y es que ser un héroe debe ser complicado.La vulpa…Sobre todo cuando la sociedad lleva podrida más años de los que alguien es capaz de soportar. Creo que Horváth clama contra lo que ya está en marcha y no contra lo que está por venir: la uniformidad, el seguidismo y la matanza. En definitiva la verdad absoluta y la suplantación de la persona por la grey –en la peor de sus acepciones-.

Creo que en este tiempo de adoctrinamiento en la escuela y en lo que no es la escuela. En la sociedad de las “fake news”,¿ por qué no decimos bulos?, es muy necesario que miremos un poco hacia atrás para no volver a deshumanizarnos. Si hay una palabra que debería ser proscrita en todos los idiomas es DIFERENTE. Para lectores que quieran tener un enfoque más filosófico, les recomiendo: Victor Klemperer”LTI. La lengua del Tercer Reich” Editorial Minúscula. Un libro tan áspero como ilustrativo de nuestra época. Como me he puesto muy pesadito últimamente.  La semana que viene os daré “la chapa “con el gran Jim Th

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