El libro que me gustaría compartir con todos esta semana es: El mal de Corcira de Lorenzo Silva un clásico de este blog. Si no me falla la memoria es la décimo segunda entrega de una serie, que se inició hace veinte años que protagonizan los Guardias Civiles Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro. ¿Será la última aventura de esta peculiar «pareja»?
El cadáver de un hombre de mediana edad ha aparecido en una playa de Formentera, no parece un caso demasiado importante para desplazar a Vila y su equipo a Baleares. Pero si el asesinado es un terrorista de ETA, la cosa cambia y mucho. Bevilacqua y su gente se pondrán a una tarea que tiene unas implicaciones que exceden a la investigación de un asesinato “normal”. Además conoceremos muchas de las misiones que un jovencísimo Guardia apodado Gardelito realizó en la lucha contra el terrorismo etarra, como es obvio, aquel inexperto joven, no es otro que el ahora Subteniente Bevilacqua.
La novela, como todas las de la serie, por no decir que todas las del autor, es francamente entretenida. Los personajes, viejos conocidos todos, son macizos y están muy bien perfilados desde hace años y se nota. Los que aparecen en este caso, sirven de apoyo a la troupe de Vila. Algunos aportan mucha riqueza al relato, otra frescura, porque de los «fijos» lo sabemos todo, o eso nos creemos. Me ha parecido muy interesante la madre del asesinado una mujer dura plena de prejuicios, no es la Miren de Patria, pero ahí le anda. La joven guardia de la comandancia de Ibiza, inteligente, trabajadora y muy intuitiva tiene algo que recuerda a la Chamorro en los primeros libros. Y que no se nos olvide el juez instructor que es una autentica joya, un hombre lleno de matices y con el que no me importaría ir a comer, siempre y cuando cada uno pague lo suyo, ¿verdad Señoría?
La novela se desarrolla en dos líneas distintas en el tiempo. Por una parte está la actualidad, en la que se realiza la investigación del asesinato de Igor López Etxebarri y por otro los llamados «años de plomo» en los que Vila está destinado en el Servicio de Información de la Guardia Civil en primera línea del combate contra ETA. Como no podía ser de otro modo, ambas realidades se entrecruzan, pero Silva consigue con gran habilidad que no se entremezclen y que podamos seguir la narración sin necesidad de que el lector acabe medio perdido. Ambas tramas tienen mucha trastienda, porque la investigación lleva aparejada la aparición de viejos fantasmas que acompañan a Bevilacqua desde hace muchos años: el miedo, el frío, los compañeros asesinados, el horror. Pero también los que después de servir con honor se descarriaron o los que han alcanzado las más altas graduaciones y casi son políticos, de un modo u otro siguen y seguirán siendo el moro, Nerea, Gardelito y Pereira, estén en un despacho, en una celda o en ese “fregao” que es la calle y es que hay cosas que jamás ni pueden ni deben olvidarse.
Posiblemente lo que más nos impresione de este libro es la parte de realidad de los años de lucha contra el terrorismo. Quien mas y quien menos ha leído, oído o visto lo que era el azote asesino de ETA, pero casi nadie hemos profundizado en el trabajo que miles de mujeres y de hombres vestidos de verde hicieron y padecieron, aunque otros que iban de azul, de marrón o de caqui también pagaron su tributo de sangre. Prácticamente todo lo que nos narra Silva sobre las vivencias de Vila nos parecen una ficción, pero no, era el día a día que todos sufrimos, aunque unos más que otros. Los padecimientos de Gardelito son reales y magníficamente novelados por Silva, que nos los hace algo más tolerables que la cruda realidad, prácticamente todos los hechos que novela el autor son ciertos. Como he escrito en más de una ocasión un libro lleva a otro y este no es una excepción. Si queréis leer los que les ocurría a los Rubenes , las Nereas y demás “gentes de verde” podéis leer Historia de un desafío escrito por Manuel Sánchez y Manuela Simón, un jefe y una suboficial de la Benemérita que rezuma sangre y lagrimas y que por supuesto es un libro de parte.
Yo os recomiendo El mar de Corcira, en la que casi nada es lo que parece y de paso la serie de estos Guardias Civiles y la obra de Lorenzo Silva. Valor seguro que nunca falla y a veces nos da que pensar.
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