Hola a todos, esta semana me gustaría compartir con vosotros «El crimen del sistema métrico decimal» de Miguel Izu, una novela publicada por la editorial Berenice en 2017. Detrás de este original y atractivo título, según la nota de contracubierta, sobre la que luego volveré, esta es una historia ambientada en el Madrid de mediados del siglo XIX, con una trama de intriga y más de una curiosidad. Así que, una novela histórica, con y ambientada en mi ciudad era una tentación demasiado grande para resistirme.
En plena tramitación de la Ley de Pesas y Medidas en el Congreso de los Diputados, el Ministro de Comercio Juan Bravo Murillo y el diputado Olivan sufren un atentado del que saldrán ilesos. Por el contrario, los autores del ataque, son abatidos resultando muerto un célebre bandolero y herido su cómplice, un desertor. El encargado de investigar, en secreto, el caso es el comisario Pedro Arróniz. Un hombre serio, antiguo soldado que está rehaciendo su vida. El comisario del Prado, e verá envuelto en intrigas políticos al más alto nivel que le desagradan profundamente y que amenazan con hacer tambalear su proyecto profesional y personal.
La historia del «poli de barrio» al que se le encomienda por sus superiores una investigación que exige la más absoluta discreción y de la que además se le pone ante una pista cuanto menos dudosa, reconozcámoslo ñ, no es la más original de las historias. Con lo cual la intriga policíaca se nos viene un poco abajo desde el principio. También la resolución del enigma resulta bastante obvia. Pero, no cunda el pánico, la novela no es un fiasco, ¡ni mucho menos! Todo lo relativo a la ambientación histórica es magnífico. Describe al detalle la vida, la sociedad y el complejísimo mundo político de la época. La obra, por momentos nos recuerda, por las descripciones y el análisis de la político que de ese tiempo hizo Benito Pérez Galdós. Algunas páginas podrían formar parte del episodio nacional dedicado a esta convulsa etapa: “Narváez”, si no recuerdo mal, si me equivoco vayan mis disculpas por delante. Pero, claro está, salvando la diferencia en la calidad de página, pero es que el Maestro canario. Es muy difícil alcanzar la altura de un genio y Miguel Izu aguante el tipo más que dignamente y eso no es poco.
Algo que me ha encantado es lo guapa que que Izu saca a Madrid. Quizá el «personaje» más importante de la obra. Conste que esto no solo lo digo porque sea mi «pueblo». Izu no solo nos muestra toda la ciudad. Sus calles, sus plazas, sus barrios elegantes y también los populares. La ópera y las corridas de toros, las tabernas, los cafés, las tertulias y las intrigas en torno al poder ¡y lo hace muy bien!
Por el contrario, los personajes de ficción no están tan bien perfilados como los históricos y mucho menos que de la gran protagonista: la Villa y Corte. Personalmente Arróniz, su «enamorada», la muy avanzada e inteligente Elena, no han conseguido atraparme. Creo que algún personaje secundario como Doña Carmen o alguno de los policías a las órdenes de Arróniz podrían haber dado lugar a Miguel Izu para profundizar más en la vida de las clases más castizas y populares, pero…
Lo prometido es deuda, así que como apunté al inicio del post, me gustaría hablaros de la nota de contraportada. Entiendo que la portada, las notas de las solapas o de contraportada e incluso la faja, son lo primero que un comprador ve de un libro, y que por ello las editoriales los utilizan como un legítimo reclamo comercial. Lo que no me parece demasiado bien es que, como en este caso, se haga parte fundamental de la nota de contraportada temas que en la novela que vamos a compra y luego a leer se toquen de un modo tangencial, por favor leed la presentación de la novela a la que nos dirige el link y luego recordad la situación de hace dos años en España.
”El crimen del sistema métrico decima”«, es una novela histórica entretenida, excelentemente ambientada, minuciosamente documentada y con bastantes curiosidades, sin ir más lejos todo lo que rodea a la adopción del sistema métrico decimal. Que se aplicó en 1880, ¡treinta años después de aprobar la Ley de pesos y medidas!, hay costumbres que nunca cambian.
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