Gracias al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, D. Andrés Manuel López Obrador, durante unos días en el trabajo, en los bares o en casa hemos incluido un tema de conversación diferente a los habituales, nuestros “amados” políticos o el futbol: la conquista de México. Hablando del asunto con mi madre, me recordó un libro que ella había leído hace muchos años. De hecho el libro tiene más años que ella, aunque no demasiados -je, je-. Se trata de: El dios de la lluvia llora sobre México de László Passuth.
Lo primero que me llamó la atención de esta obra es que su autor no es español, tampoco mexicano, ni tan siquiera es hispano hablante. ¡El “tío” es húngaro!. Luego pensándolo un poco, caí en que hay infinidad de novelas, escritas en todos los idiomas sobre las conquistas de Alejandro Magno, Julio César o Napoleón Bonaparte. Osea, por qué no un húngaro hace ochenta años, no iba a poder publicar una novela sobre nuestro gran conquistador. A la hora de leerlo, es importante no dejar de tener presente que estamos ante una novela histórica y no un ensayo sobre Cortés.
La obra de Passuth arranco con la llegada de un jovencísimo Cortés, hijo de un hidalgo de economía humilde, a Salamanca para cursar sus estudios de Leyes, posteriormente pasará a Cuba, emprenderá su aventura mexicana y se cierra con su vuelta a la capital salamantina para ser nombrado Doctor en Leyes por la que fue su antigua universidad. La obra se abrocha con la celebración del trigésimo aniversario de la Conquista, en la que algunos de los compañeros del Marquesado del Valle de Oaxaca conversan con miembros de las primeras generaciones Novo hispanas y hacen una especie de evaluación de lo sucedido.
La novela no es ni mucho o menos una hagiografía del de Medellín y los demás españoles. Tampoco es un denuesto de Moctezuma y de los aztecas. El autor, a mi parecer, es bastante neutral. No ahorra atrocidades de ninguno de los dos “bandos”, igual nos cuenta la “matanza de Cholula” que “la noche triste”. Nos narra los sacrificios humanos, pero también la esclavitud. Está claro que el autor bebe de fuentes directas españolas como Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, o Las cartas de relación del propio Hernán Cortés, obviamente favorables, pero también recurre a las nada laudatorias obras de Bartolomé de las Casas.
Por las páginas desfilan hechos ciertos e inventados. Personajes reales como Diego de Ordás, Malinalli –Doña Marina para los españoles-, Moctezuma, Cuauhtémoc… Y por encima de todos Hernando Cortés. También se nos contarán matanzas de unos y otros. El mestizaje entre los dos mundos está también presente desde el primer momento, igualmente lo8 está la confrontación entre dos universos, dos religiones, dos maneras de concebir la vida. Como digo alguien, que no recuerdo, es el “encontronazo» de dos mundos.
La novela tiene también sus problemillas. Uno es que se nota el paso del tiempo por ella. A veces nos parece con un lenguaje un poco antigüito –eso se arregla con una nueva traducción-, el ritmo en algunos pasajes es demasiado cadencioso. Pero claro, ochenta años no pasan en balde. Gracias a lo cuidado del relato, las maravillosas descripciones de ciudades, paisajes, costumbres y lo amena que el autor hace la obra compensan más que sobradamente el evidente paso del tiempo por la obra.
Como he escrito al principio del post, durante los últimos quince días todos hemos oído opiniones de todos los colores sobre este asunto. Dicho sea de paso, la controversia tiene casi los mismos años que la Conquista del Imperio Azteca. Arranca ya con el padre Las Casas y llega hasta hoy y como dicen los castizo;€ y lo que te rondaré morena. Hemos escuchado a políticos como López Obrados o Borrel, a estudioso como María Elvira Roca Barea autora del interesantísimo libro: “Imperiofobia y leyenda negra”. O a la historiadora mexicana Beatriz Gutiérrez Muller – a la sazón esposa del Presidente de México- y autora de: “La memoria artificial en la historia verdadera de la Conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo”. Además miles de opiniones de personas de a pié, de la que va en el Metro y entran en los bares han dicho lo que han creído oportuno. Así que, en mi doble condición de usuario del Metro y cliente de bares, os dejo la mía. La proyección de valores del presente hacia el pasado no es válida. No se pueden extrapolar los valores de la sociedad actual con las sociedades de principios del S.XVI. Eso distorsiona nuestro conocimiento, no se puede valorar lo acontecido hace 500 años con categorías actuales, eso nos lleva a la distorsión y por tanto al error, por no decir la falsificación histórica. Que el Imperio Romano devastó, entre otras regiones media Europa es innegable, pero, ¿qué habría sido de Europa sin el latín, el Derecho Romano y sus Instituciones?.
“El dios de la lluvia llora sobre México”, es un clásico de la novela histórica muy interesante porque nos lleva a otras lecturas , a otros géneros como el ensayo. Un buen libro para recomendar a nuestros sobrinos e hijos que ya tengan una edad, para que se acerquen a un tema que para la mayoría de ellos les es desconocido.
Gran resumen sobre un libro si bien interesante de por sí mucho mas por la polemica creada por el disparatado y tergiversador AMLO.
Como siempre la presentación y crítica del libro despierta un gran interés por su lectura.
Enhorabuena. La Historia y sus personajes merecen ser rescatados del olvido. El olvido es el mayor error del Hombre.