Hello, hello again que cantaban hace casi 50 años «The Cars». El libro de esta semana tiene mucho arte, se trata de una novela histórica protagonizada por dos de los más importantes maestros de todos los tiempos, ni más ni menos que Leonardo y Miguel Ángel. Esta semana vamos a hablar de: El Desafío en Florencia, escrita por Alejandro Corral.
A principios del siglo XVI coinciden en la bella ciudad toscana, infinidad de artistas. Pero solo dos están realizando dos obras maestras. Leonardo está pintado su retrato de la Gioconda y Miguel Ángel esculpiendo su imponente David. La novela nos narra la pugna de ambos artistas por ocupar el trono de las artes, en una ciudad que en sí mismas una obra de arte y habitada por muchos de los más grandes Maestros del renacimiento.
Estamos ante una novela profusa y magníficamente documentada. El autor se apoya mucho en personajes históricos para darnos una visión global de la vida en Florencia e incluso toda la península italiana. Corral nos habla, principalmente del mundo del arre. Nos explica cómo era la relación de los maestros con sus discípulos y en no pocas ocasiones va mucho más allá de lo artístico. Gracias a personajes como Nicolás Maquiavelo o César Borgia, sabremos las complejas relaciones entre las ciudades estados italianas con infinidad de cruentas guerras y un equilibrio siempre inestable. El autor también nos habla de la figura del papado que estaba interesado prácticamente en cualquier cosa antes que en la Fe, así, lo muestran los Papas que menciona la obra: Alejandro VI o Julio II.
Pero pese a que todo esto haga que la novela sea muy atractiva, a un lector curioso que no sea un gran entendido en estos temas, por ejemplo el que suscribe, lo que la ha convertido en muy interesante, es lo opuesto de las personalidades de los dos personajes principales. Son dos figuras absolutamente antagónicas. Leonardo da Vinci es ya un maestro consagrado, en la plenitud de la vida. A sus cincuenta años ha logrado el reconocimiento como inventor, ingeniero y artista. Por contra Miguel Ángel Buonarroti, tiene veintipocos años y empieza a postularse como sucesor, a esa edad ya le había dado tiempo a esculpir su Piedad y es que el joven ya venía apretando…No es esa la única diferencia entre ellos, cada uno concibe su proceso creativo e incluso la propia vida de maneras opuestas. Leonardo es una especie de estrella «mediática», que disfruta de la vida y que crea desde el placer, cuando se cansa o le aburre un encargo simplemente lo deja. Sin embargo el genio de Caprese crea desde la agonía y la obsesión. Da Vinci es una persona que sabe disfrutar de los placeres de la vida un tipo afable, educado y elegante. Buonarroti es alguien hosco, introvertido e incluso desaliñado. Dos caras de la misma moneda: la excelencia.
El libro me ha parecido muy didáctico y entretenido de leer, con un lenguaje muy rico y muy asequible para un lector medio como yo. Por ponerle alguna pega, diría que el tema central se va difuminando y casi resulta engullido por los personajes y la época. Otra cosa que no me termina de convencer, y vaya por delante que no me tengo por una persona mojigata, es la híper sexualidad del primer tercio del libro, sirva como ejemplo el orgasmo de Mona Lisa mientras es retratada por Leonardo. Que a estas alturas de la vida no me voy a escandalizar está claro, pero tampoco aporta nada al relato. Así que apuntad este Desafío en Florencia, una novela entretenida, muy bien escrita y ligera pero no trivial. Además está plagada de anécdotas magnífica y que dan mucho de sí para comentar este verano en una terraza charlando con los nuestros mientras tomamos algo fresqu
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