Hola, el otro día, refugiado en casa de eso que se conoce como “buen tiempo”; me vais a disculpar pero reniego humilde y radicalmente de esa expresión. En penumbra, me puse a vagabundear por la red, cuando en ABC me encontré con el homenaje que Pedro García Cuartango rendía a su amigo Domingo Villar. En él, lamenta la pérdida de alguien muy querido: su amigo y vecino. Como el “buen tiempo” continuaba, seguí dándole al clic. Me fijé que en bastantes entradas se repetían dos nombres: Petros Márkaris y Kostas Jaritos. Como ninguno de los dos jugó en el PAOK de Salónica, seguí buscando y descubrí que Márkaris es un escritor y Jaritos su personaje que protagoniza una larga serie de novelas policiacas. Así que en contra de mis costumbres busque la primera de la serie y me puse a leerla. Hoy hablaremos de Noticias de la noche de Petros Márkaris.
Estamos en 1992, concretamente en Atenas, en un barrio complicado aparece una pareja de inmigrantes albaneses asesinada. Pronto la policía ateniense detiene a otro albanes que “canta” y se confiesa autor del doble asesinato: pan comido para el teniente Kostas Jaritos y sus ayudantes, o no… El siguiente cadáver que aparece es el de una periodista del noticiario de uno de los principales informativos de la televisión: es Yanna Karayorgui, ese no será el último. Jaritos, con su olfato policial se ve envuelto en una investigación que afecta a magnates de la comunicación, el transporte y hasta el mismo Ministro del Interior. Si Jaritos no resuelve le costará la carrera. Si lo hace posiblemente también. Y es que hay exclusivas que pueden costar la vida.
De esta serie, no creo que sea la única que lea, destacaría tres aspectos. En primer lugar, la capacidad de retratar el lugar y el momento en que se desarrolla. En segundo la diferencia entre el género negro nórdico -Camilla Läckberg, Stieg Larsson o Jo Nesbø-y uno más meridional – Andrea Camilleri, Francisco García Pavón o Manuel Vázquez Montalbán. Dejo para el final el magnífico personaje por no decir soberbio, creado por Márkaris: el peculiarísimo Kostas Jaritos. Vamos a ello.
Me ha parecido muy sorprendente como Márkaris retrata la Grecia de los primeros noventa. Lo hace de un modo crítico y sin mostrar demasiada condescendencia. Como uno ya no cumple los cincuenta me ha sido inevitable compararla con la España de esos mismos tiempos. Sinceramente y no es patrioterismo de tercera, la sociedad en la que vive Jaritos era bastante más “chunga” que la España de mis veintipocos. En la novela hay detalles que recuerdan más a historias que nos han contado nuestros padres que a las que vivimos nosotros. Por ejemplo Jaritos tiene una tarjeta de crédito que solo utiliza él y entrega a su esporas Adrianí el dinero para los gastos de la semana. No creo que mienta si digo que la mayoría de los veinteañeros medios de aquella teníamos una tarjeta de crédito, con un limite ínfimo en general y por supuesto nuestras madres no recogían de una mesita el dinero que nuestros padres decidían que se debía gastar cada semana. Así que si echamos la vista atrás vemos que tampoco era tan malo vivir en la España de la Expo y los Juegos del 92.
Los que sigáis el blog, espero que haya alguno, habréis visto que no suelo leer novela nórdica. Vaya por delante que no tengo nada contra ellos, de hecho el primer viaje que pagué con mi maltrecha tarjeta noventera fue a Noruega. Pero su estilo a la hora de escribir sobre policías y crímenes me disgusta. Me parece que sus protagonistas ya sean los que están del lado de la ley o del otro son demasiado atormentados. Escarban en lo más turbio del ser humano, que obviamente existe, pero me agobia el regodeo en lo sórdido, en la mugre. Así que me quedo con la novela negra y policiaca de autores de sitios donde el sol se impone a la nieve. ¿Hay algo más inquietante que los asesino y los que les persiguen se parezcan a los vecinos que comparten el ascensor cada día?, no hace falta que sean sociópatas gourmets o que sigan tratamientos a base de litio.
Y por ultimo vamos con el protagonista: Kostas Jaritos. Un tipo que no es que esté chapado a la antigua, sino forjado a la antigua. Un cuarentón que se resiste a adaptarse a la modernidad, -no soporta a los que llevan vaqueros o zapatillas-. Un hombre hosco, cínico, con ramalazos machistas y habilidades sociales bastante limitadas, o sea una joya. Pero el teniente también atesora virtudes. Es un padre entregado a su hija Katerina a la que ama sobre todos, un tipo justo y un buen marido aunque sea un poco carcunda. Pero sobre todo es una persona justa, inteligente e íntegra. Me recuerda al Germán Areta que parió José Luis Graci para que lo inmortalice Landa, un personaje que en un principio rechazas pero que si se tiene paciencia con él termina gustándote. Creo que a lo largo de la serie Márkaris conseguirá “domesticarlo”. A mí me apetece ver si el autor lo logra, ¿a vosotros? Una novela policiaca fantásticamente narrada, con tramas y subtramas muy logradas y personajes secundarios tan trabajad como el principal.
¡¡¡SEÑOR PUTIN, RETIRE LAS TROPAS YA, NO CONVIERTA A MAS SOLDADOS EN ASESINOS!!!
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